Los comprobantes fiscales digitales por Internet tienen una larga historia en México, aunque es hasta hace relativamente poco tiempo que han sido utilizados masivamente. Esta es una breve historia de los 10 años de la factura electrónica en México.
2004
El marco operacional y legal de la factura electrónica es publicado, siguiendo el modelo establecido por un comité de empresas denominado AMECE, que es la Asociación Mexicana De Estándares Para El Comercio Electrónico, A.C. y cuyo objetivo se enfocaba en simplificar los gastos de administración, una disminución de errores y la capacidad de poder respaldar los archivos digitalmente.
2005
No fue hasta el año siguiente que la factura electrónica fue utilizada, con el esquema 1.0, en ese año, más de 139,000 comprobantes fiscales fueron emitidos.
2009
Los contribuyentes ahora pueden elegir el método para emitir facturas: por sus propios medios o a través de un proveedor certificado. La factura impresa se mantiene para el régimen de los pequeños contribuyentes.
2010
Después de un breve tiempo, los contribuyentes ya no pueden emitir facturas por sus propios sellos. El SAT introduce el comprobante fiscal digital por Internet (CFDI) cuyo proceso comienza a través de un proveedor autorizado de certificación (PAC) que se encarga de validar el documento y de enviarlo al SAT.
Facturar a través de un PAC facilita el proceso para el contribuyente, ya que el proveedor es el que se encarga de toda la labor. Actualmente existen 77 proveedores autorizados de certificación.
2011
Hasta esta fecha, la factura electrónica era opcional. En este año, las personas morales con ingresos superiores a $4 millones de pesos deberán utilizar la factura electrónica por obligación. Las compañías que se integren al nuevo esquema tendrán que hacerlo forzosamente con CFDI, mientras que las empresas que ya usaban CFD pueden seguir utilizando este modelo.
Los contribuyentes con ingresos menores a $4 millones, podrán seguir utilizando la factura impresa.
2014
Desde el primero de enero, la emisión de CFDI es obligatoria para los contribuyentes cuyos ingresos superen los $250 mil pesos y para emitir recibos de honorarios o salarios. Sin embargo, la resolución otorgó 3 meses de extensión para adoptar el CFDI. De esta forma, a partir del 2014 todos los comprobantes fiscales tienen que ser digitales y certificados por el SAT.
2017
A partir del primero de diciembre de 2017, la única versión válida de CFDI será 3.3, esto significa que si recibimos facturas 3.2 o anteriores, no se podrán acreditar estos egresos.
2021 a 2023
En noviembre del 2021, SAT anuncia la nueva versión 4.0, que espera implementar en tiempo récord. La fecha original fue el 1 de enero del 2022 para hacerla obligatoria, aunque un par de semanas después se anunció la primera prórroga en la que se darían 7 meses adicionales, permitiendo emitir CFDI 3.3 hasta el 30 de junio de 2022.
Al acercarse esta nueva fecha y tras las dudas en torno a implementar una nueva versión, el 8 de junio de 2022 a través del comunicado 029/2022, SAT anuncia la segunda prórroga: el 1 de enero de 2023 sería obligatoria la emisión de CFDI 4.0.
Finalmente, en noviembre de 2022 y con tan solo un mes antes de la última fecha, SAT anuncia la tercera y última prórroga. A partir del 1 de abril de 2023, CFDI 3.3 dejará de ser aceptada y la única versión vigente sería CFDI 4.0.
Estos cambios han sido un paso adelante enfocado en la modernización del pago de impuestos. Sin embargo, las áreas administrativas de decenas de miles de empresas en todo el país siguen teniendo altos costos en la recepción de CFDIs.
Primero, la recepción de los comprobantes, la organización y gestión de estos mismos se tiene que hacer manualmente. Los archivos digitales son separados en dos carpetas, los PDFs se imprimen y manualmente se ordena esta información.
En segundo lugar, la validación de los documentos recibidos es una obligación del contribuyente. El SAT provee de su propio servicio, pero carece de un enfoque masivo. Cada factura se tiene que capturar manualmente.
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(Fuentes: 1, 2)